Blackstone y Jacob Rothschild, beneficiados con la desaparición del avión de Malaysia Airlines
La búsqueda del vuelo MH 370 ha mostrado que Washington disponía de medios para seguir el desplazamiento del avión, que esos medios iban mucho más allá de lo que habían dicho las autoridades estadounidenses y que estas últimas demoraron además una semana en revelar lo que sabían sobre la desaparición del avión de la Malaysia Airlines. La búsqueda internacional del avión desaparecido también ha permitido saber que China no dispone de puertos de abastecimiento que le permitan desplegar su marina de guerra en una zona tan amplia. Pero, más allá de la desaparición del avión y de lo que esta ha permitido saber sobre las capacidades estratégicas de los participantes en la búsqueda, no podemos olvidar que este extraño incidente deja dos felices beneficiarios: Blackstone y Jacob Rothschild.
RED VOLTAIRE | CIUDAD DE MÉXICO (MÉXICO)
- Jacob Rothschild, presidente de RIT Capital Partners plc y administrador de Blackstone. Es también presidente del Institute for Jewish Policy Research.
En la era tripolar geoestratégica del «mundo post Crimea» entre Estados Unidos, Rusia y China, es imperativo contrastar la avasallante desinformación de «Occidente» mediante la imprescindible consulta del portal multimediático ruso Russia Today (22/3/14).
Como suele suceder en los «accidentes» misteriosos, la insólita desaparición del vuelo MH 370 de la Malaysia Airlines–cuya explicación no satisface a nadie, y mucho menos a la mayoría de los afectados chinos– ha provocado infinidad de interpretaciones, algunas descabelladas y otras perturbadoras.
Mientras arreciaba la «guerra de sanciones» de Estados Unidos y la Unión Europea contra Vlady Putin, Russia Todaypublicaba en forma estrujante que «a los 4 días (¡supersic!)de que el vuelo MH 370 desapareciese, una patente de semiconductores fue aprobada por la oficina de patentes de Estados Unidos». ¿Se desató la «guerra de patentes»?
A juicio de Russia Today, el beneficiado con la patente de semiconductores de marras es Jacob Rothschild, de la polémica y legendaria dinastía bancaria.
La patente estaba compartida entre 5 titulares con un 20% cada uno: la empresa Freescale Semiconductor, con sede en Austin (Texas), y otros 4 titulares, oriundos de la ciudad de Suzhou (China), empleados de la empresa texana, quienes se encontraban a bordo del avión extraviado.
El portal ruso señala que «si un titular de la patente muere, los demás titulares compartirán equitativamente (sic) los dividendos de la persona fallecida, siempre y cuando no se dispute en su testamento». «Desaparecidos" y/o "muertos» los 4 copropietarios chinos de la patente, «quien quede con vida consigue el 100% de la patente», como sucedió en este caso con la firma texana Freescale Semiconductor, que pertenece a la controvertida empresa invisible Blackstone, cuyo propietario es el banquero israelo-británico Jacob Rothschild [1].
Los «inventores» y «aplicantes» fueron los cuatro chinos «desaparecidos» y el «asignado» nada menos que Freescale Semiconductor. ¡Vaya suerte!
Destaca en forma inquietante la identidad invisible de Blackstone y su interconectividad con BlackRock y Evercore Partnership las que, coincidentemente, se encuentran detrás de la privatización de [la empresa petrolera mexicana] Pemex [2].
Resalta que Blackstone gestó a BlackRock, dirigido por el israelo-estadounidense Larry Fink [3]. Más allá de la interconectividad cupular de Blackstone/BlackRock/Rothschild/GeorgeSoros/Scotia bank/Evercore Partnership/Protego con Kissinger Associates y la polémica aseguradora AIG que preside el israelo-estadounidense Maurice Hank Greenberg, vale la pena escudriñar la identidad empresarial de Freescale Semiconductor.
Resulta extraño que entre los 239 pasajeros, «20 pasajeros eran empleados del Pentágono» y además que «4 pasajeros tenían pasaportes falsos».
Por encima de las inevitables conjeturas, lo relevante radica en la profesión en electrónica de los 20 empleados del Pentágono muy versados en el arte de la «guerra electrónica» para evitar los sistemas de radares militares [4].
Curioso: de los 20 empleados «desaparecidos» de Freescale Semiconductor, 12 eran oriundos de Malasia y 8 de China.
Freescale Semiconductor se jacta de que sus productos tienen aplicaciones en comunicaciones en el campo de batalla; aviónica [5]; guía de misiles; guerra electrónica e identificación de amigo o enemigo.
La polémica empresa texana fue una de las primeras de semiconductores en el mundo y se creó como una división de Motorola, de la que luego se separó para ser adquirida en 2006 por Blackstone (perteneciente a los Rothschild), el omnipotente Grupo Carlyle y TPG Capital.
El Grupo Carlyle ostenta la titularidad del nepotismo dinástico de los Bush, de Frank Carlucci (ex consejero de Seguridad Nacional y ex jefe del Pentágono), del ex primer ministro británico John Major, y cuyo representante en México es el polémico Luis Téllez Kuenzler, hoy a cargo de la bolsa, donde han sucedido varias interrupciones extrañas de las cotizaciones [6].
TPG Capital es una poderosa firma de inversiones con sede en Fort Worth (Texas) que preside el israelo-estadounidense David Bonderman, quien se excede en extravagancias como haber pagado 7 millones de dólares a los Rolling Stones para celebrar su cumpleaños número 60, en 2002.
Freescale Semiconductor se especializa en la «guerra electrónica» y su «tecnología furtiva» (cloak technology) usa estrategias de «contramedidas electrónicas basadas en radares» (ECM): 1) interferencia del radar; 2) modificaciones de los objetivos y 3) el cambio eléctrico de las propiedades del aire.
Según The Daily Beast, un ataque israelí contra Irán iría más lejos que los conocidos bombardeos de aviones y probablemente desplegaría una «guerra electrónica» contra todo el sistema eléctrico del país persa, contra su Internet, su red de telefonía móvil o celular y las frecuencias de emergencia para bomberos y policías.
The Daily Beast asevera que «Israel ha desarrollado un arma capaz de imitar la señal de mantenimiento de los teléfonos celulares», que «detiene eficazmente las transmisiones» [7]. En la pasada década, «Israel ha acumulado un amplio espectro de armas de alta tecnología de un valor multimillonario que le permitiría atascar, cegar y ensordecer las defensas de Teherán en caso de un bombardeo aéreo preventivo».
Más aún: existe una «nueva tecnología furtiva» que «hace que los aviones sean invisibles a los radares y los oculta a los ojos humanos», mientras el «camuflaje de alta tecnología» puede crear campos electromagnéticos, según expone el sitio webmilitary.com [8].
China acusa a Estados Unidos de una escalada de ataques informáticos [9], al unísono de que Pekín y Washington aceleran la carrera armamentista en materia de «tecnología de ocultamiento» de los aviones invisibles.
- Lee Hamilton, presidente del Wilson Center. Este ex congresista demócrata salvó al presidente Ronald Reagan del desastre en el momento del escándalo Irán-Contras. En el 2000, participó en la elaboración del concepto de «responsabilidad para proteger». También copresidió la comisión presidencial de investigación sobre los hechos del 11 de septiembre de 2001 que desvió la atención hacia los atentados para ocultar el golpe de Estado que se produjo aquel día en Estados Unidos. Y en 2006, copresidió la Comisión Baker-Hamilton que decidió poner en pausa el descomunal despliegue militar estadounidense en el Medio Oriente.
La poderosa empresa bélica británica BAE Systems –vinculada a la NSANational Security Agency, a Seguridad del Hogar y al tristemente célebre Wilson Center, expuesta en el pestilente escándalo «Al-Yamama», posee el programa «adaptiv», que tiene como objetivo «ocultar los vehículos motorizados», extensivo a barcos y helicópteros.
¿No será que detrás de la «caja negra» del vuelo MH 370 se encuentra la dupla financiera y lúgubre de Blackstone/BlackRock, propiedad de los Rothschild?
Fuente
La Jornada (México)
La Jornada (México)
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